Escrito por Gumercindo Roca Vaca Pereira
“¡Porque ya nos cansaron, cruceños hagamos historia!”, nos gritó el presidente cuando estábamos en la frater celebrando por enésima vez la caída del tirano pero también preocupados por este virus pejichi que mete miedo a todo el world.
“¡Hagamos una vacuna!”. “Meta pariente”, le dijimos. Y lloramos de emoción. Fue durísimo. Consumimos 1.500 kilos de carne, 500 kilos de carbón (de la Chiquitania auspiciado por nuestros agroindustriales generosos), 250 kilos de yuca, 400 kilos de arroz con queso, 250 litros de llajua, y turnos de tres parrilleros para tener churrascos 24 horas seguidas; ah, y 300 horas de banda. Pero al fin salimos con la vacuna.
El componente químico secreto no lo vamos a revelar, nomás le tiramos el dato que la base es gusano de calucha; ahistá averiguen puej bierda. Las primeras pruebas las hicimos en los integrantes voluntarios, patriotas, cambotas de la unión juvenil cruceñista. Los efectos fueron ligero retraso mental, elevados niveles de la enzima proteica fascistoide, racismo, clasismo y síndrome de tourette caracterizado por el grito sin cesar: Evo evo cabrón. Pero conseguimos la vacuna.
Los que quieran ser vacundos deberán probar su pedigree camba o certificado de haber cruzado el río Piraí o una foto de haber asistido a un cabildo. Ahí tiene su cura mi Santa Cruz hermosa y hospitalaria. Para finalizar, aclaramos que el costo de la vacuna estará agregada en su última facturación del servicio de energía eléctrica, ¡Gracias CRE!
NOTA.
Cabestros es el primer diario digital satírico de Bolivia. No es financiado por ninguna organización política... aún. Tratamos de ser equitativos en nuestro desprecio por la clase política.
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